Tras la conquista musulmana de la Península, algunos territorios del norte peninsular quedaron fuera del control de los emires. A esto, se sumo la llegada de nobles visigodos que, huyendo de la dominación islámica, consiguieron aglutinar a la población local e iniciar un movimiento de resistencia fiscal y político, que daría lugar a la creación de varios núcleos de resistencia en el norte. Uno de ellos, va a ser el que se formó en la cordillera Cantábrica en torno al enclave de Covadonga.
Los emires cordobeses mandaron expediciones al norte, donde se encontraron la resistencia cantábrica, al frente del caudillo D. Pelayo, que en Covadonga resistió el ataque musulmán en el año 722.
Visualiza el siguiente vídeo sobre D. Pelayo y la batalla de Covadonga
Tras la derrota musulmana en Covadonga, los emires cordobeses reconocen la imposibilidad de controlar la zona cantábrica, y los astures y cántabros, con D. Pelayo a la cabeza, se asientan en torno a Cangas de Onís, iniciando el reino de Asturias.
Reyes posteriores como Alfonso I y Alfonso II, expandieron el reino hacia el oeste, llegando a dominar gran parte de Galicia. Además, también trasladarán la corte de Cangas a Oviedo.
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