En el S. XV, los habitantes de Europa, tenían un conocimiento del mundo bastante limitado. En Occidente, conocían la mayor parte de Europa y la zona del Magreb de África mientras de Oriente, conocían las zonas orientales del Mediterráneo y Mar Negro, así como la existencia de zonas como la India, China y Japón, gracias a los testimonios de viajeros y mercaderes que traían productos de allí, como seda y especias.
Del resto del mundo, conocido hoy, prácticamente no sabían nada y lo desconocían.
Los productos procedentes de Oriente eran muy codiciados y apreciados por lo europeos, creándose importantes vías comerciales, denominadas la ruta de la seda. A través de ella, llegaban los productos de Oriente a Occidente pasando por Constantinopla.
Cuando en 1453, los turcos toman Constantinopla, acabando con el Imperio Bizantino, esta ruta quedó interrumpida y os mercaderes europeos tuvieron que buscar rutas alternativas.
Pero a lo largo del S. XV, aparecieron, y se difundieron, nuevos instrumentos que mejoraron la navegación:
- La brújula. Probablemente llegó a Europa procedente de Oriente, gracias a los mercaderes. Su uso permitió navegar alejados de la costa y facilitó la navegación nocturna, acortando así, la duración de los viajes.
- El astrolabio, el cuadrante y el sextante. Estos instrumentos, permitían calcular la latitud midiendo la altura del sol durante el día y de la estrella polar, durante la noche.
- Los portulanos. Eran representaciones cartográficas (llamadas también cartas naúticas) donde aparecían las costas, las rutas marítimas y los obstáculos que los marinos debían tener en cuanta al navegar.
- Nuevas embarcaciones. Se crearon nuevos modelos de embarcaciones más ligeras, con mayor capacidad y más seguras, como las carabelas o las naos.
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