Al comienzo de la Edad Moderna, la Iglesia estaba inmersa en una profunda crisis y algunos de sus miembros consideraban que era necesario una reforma, un cambio.
La jerarquía eclesiástica vivía rodeada de lujos y la mayoría del clero no tenía formación. La compra generalizada de cargos eclesiásticos, llevó a que la mayoría de las personas que accedían a ellos, no tuvieran vocación.
Además, la aparición de la imprenta favoreció la difusión de la Biblia y de los textos sagrados, y aunque la interpretación seguía estando en manos de los sacerdotes, la lectura de éstos, generó un ambiente crítico en la población, frente a los dogmas y la jerarquía eclesiástica.
Por otro lado, la ambición de los papas favorecida por la superstición religiosa del pueblo, llevó a la venta masiva de indulgencias, unos documentos firmados por el Pontífice, con los que el fiel cristiano podía conseguir el perdón de todos los pecados.
- El hombre se salva por su fe, no por sus obras.
- El creyente no necesita a los sacerdotes para comunicarse con Dios, basta con la oración.
- No es necesaria la autoridad del Papa, pues toda la verdad está revelada en la Biblia y el creyente la puede interpretar.
- Se reconocen solamente dos sacramentos: el Bautismo y la Eucaristía.
- Se suprime el culto a la Virgen y a los santos.
- El celibato del clero no es obligatorio, pues no fue instituido por Dios.