"Un pueblo sin el conocimiento de su historia pasada, origen y cultura es como un árbol sin raíces" MARCUS GARVEY

domingo, 21 de abril de 2024

El fin de la hegemonía española

      A la muerte de Felipe II en 1598, la monarquía hispánica era la más extensa y poderosa del mundo, pero a lo largo del S. XVII, se vio sumida en una profunda crisis que inició y determinó su declive.

    Los monarcas de este siglo, conocidos como los Austrias Menores, no se ocuparon, directamente, de las tareas de gobierno, sino que las delegaron en personas de confianza. Son los denominados validos.

Felipe III nombró valido al duque de Lerma. Éste tuvo que hacer frente a varios problemas:


Problemas Internos

En 1609, ordenó la expulsión de los moriscos, acusados de falsa conversión, colaboración con el enemigo turco y poner en riesgo la seguridad de la monarquía. Esto supuso graves consecuencias económicas y demográficas pues muchas zonas quedaron despobladas y sin cultivar.


Además, tuvo que hacer frente a una profunda crisis financiera como consecuencia de las deudas heredadas de años anteriores y los gastos militares.

Problemas Externos

Durante su mandato, negoció acuerdos de paz con Inglaterra y las Provincias Unidas, consiguiendo la firma de una tregua denominada Pax Hispánica.


Felipe IV nombró valido al conde-duque de Olivares. Éste tuvo que hacer frente, también,  a varios problemas:


Problemas Internos

Intentó realizar una reforma financiera que redujera los gastos. Al no conseguirlo, tuvo que declarar la bancarrota, y creó la Unión de Armas, con el objetivo de recaudar más impuestos (según la riqueza de cada territorio) y mantener un ejército permanente que permitiera conservar la hegemonía española.

En 1640, algunos territorios como Cataluña y Portugal, se sublevaron contra las medidas fiscales de Olivares. En Cataluña, la revuelta fue sofocada, pero Portugal, con la ayuda de otras potencias europeas, consiguió independizarse en 1668.



Problemas Externos

Olivares reanudó la guerra contra las Provincias Unidas en 1621 y participó en la guerra de los Treinta Años, apoyando al emperador alemán frente a los protestantes. Francia, temiendo una nueva hegemonía española en Europa, decide entrar en la guerra apoyando a los protestantes.






En 1648, se firma la paz de Westfalia que pone fin a la guerra de los Treinta Años y Felipe IV tiene que reconocer la independencia de las Provincias Unidas.                  La guerra con Francia se prolongó hasta la firma de la paz de los Pirineos en 1659, en la que la monarquía hispánica no sólo pierde algunos territorios frente a Francia sino también su hegemonía en Europa.


Carlos II tuvo varios validos, pero su principal problema fue sucesorio, pues no tuvo descendencia. Frente a esto, aparecen dos posibles candidatos: Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV y el archiduque Carlos de Austria. 


Carlos II nombró a Felipe como sucesor en 1700, pero el archiduque Carlos se opone, iniciando un conflicto denominado guerra de Sucesión. La guerra se decantó del lado de Felipe que saldría vencedor implantando una nueva dinastía en la corona española, la de los Borbones.

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