El freno que había supuesto, para la expansión cristiana, la llegada de los almorávides y almohades, durante el S. XII, tuvo su fin, tras la victoria de una coalición de reinos cristianos (encabezada por Castilla) frente a los almohades en el año 1212. El triunfo en las Navas de Tolosa, supuso, no solamente el fin de la presencia almohade en la Península, sino además, el debilitamiento imparable de las taifas musulmanas y el gran avance cristiano hacia el sur, limitando el poder andalusí, al reino nazarí de Granada.
Visualiza el siguiente vídeo sobre la importancia de la batalla de las Navas de Tolosa:
La expansión castellana tras las Navas, permitió a las tropas castellanas alcanzar los valles del Guadiana y del Guadalquivir, de forma rápida. Destacaron las conquistas llevadas a cabo por el rey Fernando III y de su hijo Alfonso X, que incorporaron a Castilla y León, los territorios de la baja Extremadura, la mayor parte de Andalucía y Murcia.
Durante el S. XIV, la expansión se vio frenada por la crisis, las epidemias y la guerra civil que estalló en Castilla. Sería a finales del S. XV, cuando Castilla retomaría la expansión con la conquista y toma de Granada por los Reyes Católicos en 1492.
La expansión aragonesa tras las Navas, la llevó a cabo Jaime I, tras la muerte de su padre Pedro II de Aragón. Dirigió su esfuerzo a la expansión hacia las islas Baleares, conquistando Mallorca e Ibiza, y el sur peninsular, conquistando Valencia y llegando a la actual Murcia, donde se encontró y firmó un pacto con su yerno Alfonso X, pasando a formar parte, las tierras murcianas, del reino de Castilla.
Durante el S. XIV, la Corona de Aragón se expandió por el Mediterráneo, conquistando islas como Sicilia y Cerdeña, además de crear dos ducados en oriente (Atenas y Neopatria). En el S. XV, la expansión continuaría con la conquista de Nápoles, unos años antes de la toma de Constantinopla por los turcos.
Visualiza el siguiente vídeo sobre la expansión aragonesa por el Mediterráneo:
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