El reinado de los Reyes Católicos.

A finales del S. XV, muchos monarcas europeos consiguieron imponer su autoridad sobre la nobleza, dando lugar a la aparición de las llamadas monarquías autoritarias.

 Ello fue posible, gracias a una serie de medidas:

1. La centralización de la administración, dejándola en manos de funcionarios al servicio de los reyes.
2. La aparición de un ejército permanente pagado por los reyes.
3. El aumento de los impuestos para pagar al ejército y a los funcionarios.
4. La limitación del  poder del Parlamento.
5. El desarrollo de una diplomacia externa que favoreció las relaciones con otros reinos. 

Una de estas monarquías fue la de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, más conocidos como los Reyes Católicos.

La unión matrimonial de ambos, supuso la unión dinástica de ambas coronas, que aunque se gobernaron de forma independiente, adoptaron algunas medidas, de forma conjunta, que fortalecieron su poder:

• Crean un ejercito profesional permanente.
• Fundan la Santa Hermandad en Castilla para defensa de las zonas rurales.

• Refuerzan la justicia creando las Chancillerías, tribunales de justicia para apelar ante los reyes.
• Nombran Corregidores que velan por el cumplimiento de las leyes reales en los municipios.
• Crean diversos Consejos para asesorar a los reyes en las tareas de gobierno.

También, llevaron a cabo una política de expansión, con la conquista y anexión de territorios en la Península como la conquista de Granada en 1492 y del reino de Navarra en 1512. Además, Castilla inicia su expansión por el Atlántico con la conquista de las Canarias, la toma de posesiones en el norte de África y el descubrimiento de América en 1492; y Aragón continúa su expansión por el Mediterráneo.

Además, iniciaron una política diplomática con otros reinos de Europa diseñando un sistema de alianzas matrimoniales con el objetivo de aislar a Francia.

En el ámbito religioso, tomaron también medidas para conseguir la unidad religiosa en ambos reinos:

• Crearon el tribunal de la Inquisición en ambas coronas con el fin de perseguir la herejía y luchar por la defensa e imposición del cristianismo.
• En 1492, se decretó la expulsión de los judíos que no se convirtieran a cristianismo. Los que se convirtieron (conversos) sufrieron la persecución de a Inquisición.
• En 1502, se decretó la conversión o expulsión de los mudéjares. Los musulmanes que se convirtieron, se denominaron moriscos.