"Un pueblo sin el conocimiento de su historia pasada, origen y cultura es como un árbol sin raíces" MARCUS GARVEY

martes, 17 de octubre de 2023

Las transformaciones económicas y sociales en la Edad Moderna

En el S. XV, la población europea creció lentamente llegando a recuperar los niveles que tenía antes de la crisis del S. XIV. 

El crecimiento de la población trajo consigo un aumento de la demanda de alimentos. Esto hizo que fuera necesario la explotación y roturación de nuevas tierras que supusieron un aumento de los productos agrícolas.


Además, la demanda en los productos artesanales también creció, favoreciendo el incremento de la producción y la proliferación de talleres manufactureros.

También se produjo un incremento del comercio, gracias a la aparición de nuevas rutas comerciales por el Atlántico y al desarrollo de nuevos puertos como Amberes o Sevilla.

La aparición de dichas rutas, lejanas e inseguras, favoreció la asociación de los comerciantes en compañías mercantiles, con el fin de colaborar contra el robo y la pérdida de dinero metálico que podían ocurrir en ataques de piratas o en naufragios.

Los comerciantes contaron con la ayuda de los banqueros que le facilitaron el uso de cheques y letras de cambio, además, de concederles créditos. De este modo, creció la actividad bancaria y aparecieron nuevas familias de ricos banqueros como los Médicis y los Spinola, en Italia y los Fugger y los Welser en Alemania.

Durante la Edad Moderna, la sociedad siguió siendo estamental y dividida en privilegiados (nobleza y clero) y no privilegiados (burgueses, campesinos y artesanos). Dentro del estamento no privilegiado, algunos burgueses se enriquecieron, gracias al comercio y a la banca, llegando a emparentar con miembros de la nobleza o prestando dinero a reyes a cambio de privilegios.

domingo, 1 de octubre de 2023

La Contrarreforma católica

A mediados del S. XVI, las ideas de la Reforma se habían extendido lo suficiente por Europa, para que la Iglesia católica tomara conciencia y decidiera actuar. Para ello, puso en marcha la Contrarreforma, un movimiento de renovación interna de la Iglesia, que pretendía reorganizarla y revitalizarla, a la vez que, luchar por poner freno al protestantismo. 

La Iglesia, además, convocó un concilio en la ciudad de Trento entre 1545 y 1563 de donde salieron las principales reformas y medidas que caracterizaron la Contrarreforma:

  • Se mantienen y reafirman los siete sacramentos, la primacía del papa, el culto a la Virgen y los santos y la necesidad de realizar buenas obras para poder salvarse.
  • Para formar a los sacerdotes, se crearon seminarios.
  • Se difundió la doctrina católica a través del catecismo y de las escuelas.

La renovación de la Iglesia llegó también a las órdenes religiosas, renovando las existentes y creando nuevas. De entre las que se reformaron, destaca la orden de los carmelitas, donde Santa Teresa de Jesús, buscó recuperar la austeridad, respetar la clausura y darle mucha importancia a la oración y meditación.



En cuanto a las de nueva creación, destaca la Compañía de Jesús, creada por San Ignacio de Loyola. Los jesuitas se convirtieron en la orden que más contribuyó a la expansión de la ideas de la Contrarreforma, pues crearon misiones en América y Asia y abrieron escuelas y centros de estudio para transmitir las ideas católicas.



La Contrarreforma no consiguió extinguir la Reforma ni un entendimiento entre los cristianos, dividiéndolos definitivamente. Esto generó conflictos bélicos entre protestantes y católicos, una profunda intolerancia y persecución religiosa. 
En los países católicos, la Inquisición fue la encargada de perseguir y juzgar a todos los que no profesaran el dogma católico o fueran sospechosos de profesar otra fe o realizar otros cultos. Los reos eran juzgados, condenados a muerte y ejecutados en un proceso denominado auto de fe.



En el siguiente vídeo podrás ver cómo actuaba y juzgaba la Inquisición en un Auto de fe.